Gran Festival Mesón Alegría, Feria del Corpus de Granada 2022
Platos típicos de Granada en Mesón Alegría: Tortilla Sacromonte

Nuestro gran amigo Jesús Lens, entrevistó para la revista Gourmet de IDEAL, en esta vuestra casa Mesón Alegría a Celia Correa Presidenta del Centro Artístico, Literario y Científico de Granada.‪

Aquí os dejamos la transcripción:

Quedamos en el Mesón Alegría, a las espaldas de la sede del Centro Artístico, Literario y Científico. A Celia Correa le duele Granada. Piensa que le falta impulso y ambición. Desde la centenaria institución que preside trabaja de forma infatigable para darle empuje y tratar de conseguir que recupere el pulso. La Granada gastronómica es un reflejo de esa ciudad a la que le cuesta despegar. Y de todo ello hablamos en esta conversación.

¿Cómo ve el momento actual de la Granada culinaria?

–Mejorable. Si quiere ser un referente a nivel turístico debe mejorar la calidad tanto en los bares de tapas como en los restaurantes. Muchos turistas eligen sus destinos por cómo se come y Granada tiene ahí una asignatura pendiente. Hay sitios donde se come muy bien, pero debería estar generalizado. El Ayuntamiento debería vigilar la limpieza, salubridad y calidad de bares y restaurantes. Es bueno para todos.

¿Qué opina de la tapa?

–Que debería ser de calidad siempre. Pequeña y buena, que la cantidad suele ir en detrimento de la calidad. No debe cobrarse, que a Granada se la conoce ahí fuera por la tapa, pero hay que cuidarla para no decepcionar al cliente. Mejor cuatro boquerones bien fritos que un plato mediocre. Es una asignatura a mejorar. También me gusta la tapa con platos tradicionales granadinos.

¿Por ejemplo?

–Las migas o la morcilla de Guadix o La Alpujarra. El jamón de Trevélez, que está descuidado, y en abril, las habas.

¿Le gusta el producto de temporada? –Mucho. Y el de cercanía. Es lo mejor que se puede hacer: cuidarlos y consumirlos. –¿Qué productos de origen granadino le gustan a usted especialmente? –La quisquilla de Motril es extraordinaria. Y el cordero segureño de Huéscar, que es una exquisitez. También los productos tropicales, a los que no se les saca todo el partido que se debiera. –¿Es usted ‘cocinicas’? –Reconozco que no me gusta cocinar, pero cuando lo hago, lo hago bien. Por ejemplo, los platos de mi madre: el rabo de toro o las manitas, que gustan mucho, pero yo sé que no están a su altura. Puedo hacer unas lentejas o un cocido, pero si me dan a elegir, me quedo con esa cocina de lucimiento. Como somos de comer poca carne, también destacaría el bacalao al horno. –¿Qué sitios de pescado frecuenta en Granada? –Los Diamantes, en su nuevo emplazamiento, frente al Cuarto Real. ¡Cómo fríen el pescado! Nunca hay mesa libre. Algo querrá decir, ¿verdad? –¿Tiene el Centro Artístico, Literario y Científico lugares de referencia gastronómica? –Hasta la pandemia, todos los años teníamos dos citas fijas. Por una parte, la comida de Navidad, que la hacíamos en el hotel Victoria, establecimiento con el que tenemos vínculo. Y cada 12 de abril, fecha del aniversario, hacíamos una cena de gala en el hotel Alhambra Palace, con el que compartimos historia y que es Socio de Honor del Centro. –¿Organiza el Centro actividades gastronómicas? –Antes de la pandemia, un curso de vinos muy interesante, con Francisco Morales, seguido de una cata. Y en los viajes que hemos hecho, como al Románico palentino, le damos importancia a la dimensión culinaria. –Como viajera, ¿qué gastronomía internacional le gusta? –Más que la inglesa o la francesa, que tiene mucho nombre, pero que a mí me decepcionó, me gustan las cocinas centroeuropeas. Las de Alemania y Austria, donde cuidan mucho el producto. La checa me sorprendió también. Fui cuando hacía poco de la caída del Telón de Acero y resultó muy interesante. –¿Cómo se presenta el verano? –A mi marido y a mí nos gusta disfrutar de los Paradores, que tienen un nivel gastronómico muy alto. Por ejemplo, el de León y el de Santiago de Compostela. También fueron muy sorprendentes, por su cocina, otros menos conocidos como los de Albacete, Cuenca o Nerja. Y tras la pandemia, pudimos alojarnos en el Parador de San Francisco de Granada. Una experiencia única y posiblemente irrepetible. Fuente: IDEAL

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